Despedida legendaria del Führer

Mis últimas memorias y la redención de Alemania
Para mi, era impensable que este día llegara. Ver caer a mi querida patria nunca estuvo dentro de mis planes. Hice de todo por tratar de recuperar la gloria que merece nuestra nación y al final fue en vano.

Siempre pensé que mi forma de ver las cosas era la correcta, así era como había comenzado a entenderlo desde pequeño. Esos años en Austria, nunca pude recibir una educación decente, muchos sí que podían gozar de un derecho así. No quise alistarme al ejército austro-húngaro, para terminar estando en las filas del ejército alemán. Yo aun siento en el fondo de mi alma que esa guerra pudo haber sido nuestra, nuestros errores fueron ridículos, absurdos, quedamos humillados ante todo el mundo. Era imposible aceptar tan fácil ese tratado de paz del que se trató en Versalles; era escupirnos en la cara y pensar que las cosas simplemente quedarían así. Probablemente muchas personas pensaban que rendirse era la única opción, pero, esa no era mi decisión. Tenía que hacer algo, aunque hoy en día esas mismas personas digan que yo estoy mal, en el fondo ellas mismas sabían que era una decisión totalmente estúpida. Creo que en ese momento comencé a entender mi propósito en la vida. No lo había podido entender hasta ahora, no entiendo como desperdicie tanto tiempo; mi sueño de pequeño era ser pintor, adoraba dibujar en mis ratos libres, me esforcé para mejorar mi calidad y que me aceptaran los de la academia de arte. Tras horas y horas de trabajo, nunca había estado tan decepcionado como el día en el que rechazaron mis obras, decían que no tenía talento, que mejor me dedicara otra cosa, no sabían valorar mi arte. No triunfé con la pintura, pero creo que encontré una nueva clase de arte en la política. Un estado necesita un líder que sepa hacer el trabajo y ponga las órdenes, y viendo nuestra situación después de la primera guerra mundial, no podía permitir que terminásemos siendo un país tan pobre y deshonrado. Gracias a ese propósito decidí unirme al movimiento político. Mis ideas estaban bien encaminadas, pero nunca las logré plasmar del todo en mis comienzos. Logré conseguir un poco de apoyo por lo menos, y apenas pude, organice un golpe de estado porque era necesario llegar al poder. Ese intento fallido en Munich no fue para nada un fracaso, me juzgaron y arrestaron, pero tenía una mente estable para no dejarme atrapar por mucho tiempo, sabía que en la cárcel había personas violentas creando problemas siempre o intentando escapar, pero yo no buscaba eso. De hecho, aproveché mi tiempo en celda para poder despejar mi mente y aclarar toda mi formación ideológica. Esos días de escritura sencilla se convirtieron en mi primer libro sobre ideología política y el inicio del nacionalsocialismo, Mi Lucha. Por fin tenía mis ideas aclaradas y necesitaba hacerlas realidad. Gracias a mi buen comportamiento me liberaron a los 9 meses de haber ingresado a prisión, empecé a trabajar para mi cumplir mis deseos. Antes de mi encarcelamiento tuve la dicha de unirme a un partido ultra-derechista que más adelante logré convertir en el partido nacional socialista de trabajadores alemanes (NSDAP). Así que con mi libertad, pude reconstituir ese partido y expulsé a posibles enemigos y rivales. Conseguí aliados muy importantes para ayudarme a cumplir mis objetivos. No pensaba dejar que nadie me lo impidiera, llegar al poder. Nuestro grupo fue ganando peso electoral gracias a nuestra lucha política legal, sabiéndola potenciar con el uso de la violencia. Pasado un tiempo, el presidente Hindenburg me nombra canciller y sabia que era un paso muy importante para reformar a Alemania. Y claramente supe aprovechar eso para destruir el régimen constitucional y juntar todo el poder para ser gobernado por una sola persona. Comienza una hermosa época, el tercer Reich, adoré ver como mi preciosa Alemania cada día iba recuperando mas su brillo de antaño. Todo fue para mejor cuando obtuve mi puesto de Führer después de la muerte de Hindenburg. Por fin estaba instaurado el gobierno nazi, con absoluta negación hacia el comunismo y el capitalismo. Necesitaba un ejercito legal, quería un voto de confianza de mis propios súbditos, así que eliminé a cualquiera que estuviera en contra de mi mandato y ordenes. Sobretodo, mi mas grande orgullo fue el exterminio de la raza judía; que repugnancia, esos seres fueron la causa de nuestra humillante derrota en la primera guerra mundial y querían que simplemente lo dejara pasar por alto, que vergüenza. Los hechos sucedían tal cual como los había imaginado, solo que pensé que era una excelente idea conseguir mas territorio para tener poder sobre toda Europa. Y por un tiempo así fue, el conflicto con la ciudad de Danzig ocurrido en Polonia, era el movimiento perfecto para empezar a conseguir la hegemonía mundial. Pacté con Rusia el reparto de las tierras, apesar de que odiaba el comunismo y el inmenso terreno de esa nación era espacio vital para mi visión de poder absoluto. Puedo afirmar con seguridad que he sido dueño de casi toda Europa, la segunda guerra mundial fue una estrategia perfecta para imponer nuestra fuerza. Pero ya con todo en mi mano, no contaba con que Rusia podría defenderse después de nuestra traición, debo decir que subestimé demasiado a esa raza eslava inferior. Ese fue mi mas grande error, aun así, nuestra gente tenia que seguir unida y cumplir su propósito, pero todos empezaron a abandonarme, es increíble como pasé de tener tanto poder a solamente estar arrinconado en este estrecho y reducido bunker. Creo que ya puedo hacer mas nada, solo dejar mi legado, que sean conscientes de que Alemania siempre sera la principal potencia. Si me encuentran muerto, quiero que el mundo sepa que nadie pudo asesinarme, solo yo tengo el poder para sacar mi alma de este mundo; y si encuentran esta carta, sepan que fue escrita por el hombre mas poderoso de Europa y Alemania. Estoy bastante orgulloso de todo lo logrado, no me arrepiento de nada mas que esta derrota, mi lucha por el poder tuvo muy buenos resultados y quedará marcada para la historia, quiero que la gente tiemble cuando escuche o lea sobre mi nombre, soy Adolf Hitler.
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